8. may., 2017
Hay ocasiones en nuestras vidas en las
que no sabemos cómo continuar el camino que alguien más ya lo empezó,
tal vez por alguna razón esa persona ya no está y creemos que el peso
que llevaremos
sobre nuestros hombros es demasiado para nosotros y nos sentimos
incapaces de tomar la batuta que nos han pasado.
¿Te
ha tocado vivirlo? También a Josué, hijo de Nun a quien Dios eligió
para asumir
ese reto tras la muerte de Moisés, quien fue un gran líder utilizado
por el Señor, a través de él Dios abrió el mar rojo, brotó agua de la
peña y pasaron cosas extraordinarias. Por supuesto que no era
fácil liderar a un pueblo infiel que con mucha frecuencia olvidaba las
maravillas de su Señor hacía por ellos, pero lo logró.
Ahora era turno de Josué, quien por años permaneció
junto a Moisés, observándolo de cerca.
Imagino
que Josué se sentía atemorizado ya que todo el peso de la
responsabilidad caía sobre sus hombros, por supuesto que era imposible
reemplazar
a un hombre como Moisés y hacer las cosas que él hizo. Solamente pensar
que tenía que combatir pueblos de gigantes y tener que invadir ciudades
amuralladas eran razones suficientes para sentirse intranquilo y tal
vez retroceder para no
seguir; de hecho, cualquiera de nosotros en su lugar lo haría. Por
ello, en medio de toda inseguridad y temor es que Dios se presenta ante
Josué para darle estas palabras de aliento:
“Mira
que te mando
que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová
tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.” Josué 1:9
En
todo el capítulo Dios le dice a Josué tres veces
“Esfuérzate y sé valiente”, en otras palabras: saca fuerzas de donde no
tienes para dar lo mejor de ti y “No te desanimes, que yo estaré
contigo”.
Así como Dios le dijo a Josué, te lo dice a ti que tienes que emprender algo nuevo en tu vida o asumir una responsabilidad mayor a la que tenías antes.
Así como Dios le dijo a Josué, te lo dice a ti que tienes que emprender algo nuevo en tu vida o asumir una responsabilidad mayor a la que tenías antes.
Josué encontró fuerzas, valentía y ánimo para realizar la labor que Dios le encomendó,
al saber que Él estaría de su lado donde quiera que fuera.
Si sabemos que el ser más poderoso y maravilloso de todos está con nosotros ¿De quién temeremos? ¿Por qué
nos rendiremos? ¿Por qué habríamos de desanimarnos?
Recuerda: “Nunca estarás solo, Dios estará contigo donde quiera que vayas”.
Ruth Mamani
CVCLAVOZ
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