15 jun 2010

Creación, evolución y la evidencia histórica 1era Parte

Capítulo 1
Creación, evolución y la evidencia histórica
DUANE T. GISH, PH. D.

«La extrema rareza de formas de transición en el registro fósil se mantiene como el secreto celosamente guardado de la Paleontología. Nos creemos los únicos verdaderos estudiosos de la historia de la vida, pero en nuestro intento de preservar nuestro favorito relato de evolución por selección natural encontramos nuestros datos tan deficientes que nunca vemos el mismísimo proceso que pretendemos estudiar.» (Natural History, mayo 1977, p. 14)

DEFINICIONES

Para una comprensión clara de los temas que se van a considerar en este trabajo, debemos empezar por definir «evolución» y «creación». Cuando se utilice el término «evolución» nos referiremos a la teoría general de la evolución orgánica, o teoría de la evolución «de la molécula al hombre». Según esta teoría, todos los seres vivientes han venido a existir por procesos naturales, mecanicistas, y evolutivos, a partir de la materia inanimada. Estos procesos se atribuyen solamente a propiedades inherentes de la materia y son, por lo tanto, operativos todavía hoy en día. La teoría de la creación, por otra parte, postula que todos los tipos básicos animales y vegetales (los géneros creados) vinieron a existir por la acción de un Ser preexistente utilizando procesos especiales que no operan hoy en día. Las variaciones que han tenido lugar desde la creación han quedado encerradas dentro de los límites de cada género creado.
Los evolucionistas insisten tenazmente en que la creación ha de ser excluida de la más mínima consideración como una posible explicación de los orígenes, sobre la base de que no puede ser calificada de teoría científica. Los proponentes de la teoría de la evolución, al mismo tiempo, ven como impensable la consideración de que la evolución sea algo menos que Ciencia pura y, de hecho, la mayoría de ellos insisten en que ya no se debe pensar en la evolución como teoría, sino que se debe considerar un hecho.

CRITERIOS QUE DETERMINAN LA CONDICIÓN DE TEORÍA CIENTÍFICA

¿Cuál es el criterio que debe cumplir una teoría para ser considerada científica en el sentido generalmente aceptado? George Gaylord Simpson ha afirmado que «es inherente en cualquier definición de ciencia que las afirmaciones que no puedan ser comprobadas por observación no son gran cosa... o, por lo menos, no son ciencia».
Una definición de Ciencia, dada en el Diccionario de Oxford, es:
«Una rama de estudio que concierne a un cuerpo coordinado de verdades demostradas, o de hechos observados, clasificados y más o menos coordinados por su interrelación bajo leyes generales, y que incluye métodos fiables para el descubrimiento de nuevas verdades en su dominio.»
Así, para que una teoría pueda ser calificada de científica, debe ser apoyada por sucesos o procesos que puedan ser observados cuando ocurren, y la teoría debe ser útil prediciendo el comportamiento y resultados de futuros fenómenos naturales o experimentos de laboratorio. Una limitación adicional impuesta es que la teoría debe ser capaz de «falsación». Esto significa que debe ser posible concebir algún experimento cuyo fallo probaría la falsedad de la teoría.

CREACIÓN Y EVOLUCIÓN FRENTE AL CRITERIO ACEPTADO

Es en base de tal criterio que la mayor parte de los evolucionistas insisten en que la creación no debe ser considerada como una posible explicación de los orígenes. La creación no ha sido testificada por observadores humanos, no puede ser comprobada científicamente, y como teoría no es «falsable».
Con todo esto, la teoría general de la evolución (teoría de la molécula al hombre) también falla, incumpliendo estos tres criterios. Dobzhansky, tratando de afirmar la evolución como hecho, en realidad admitió que no cumplía el criterio de teoría científica cuando dijo:
«...el acontecimiento de la evolución de la vida en la historia de la tierra está tan bien establecido como ningún suceso nunca testificado por observadores humanos lo pueda ser.»
Goldschmidt, que insistió en que la evolución es un hecho para el cual ya no se necesita de más pruebas, también la traicionó en su fracaso en cumplir el criterio generalmente aceptado para establecer una teoría como científica. Después de describir las etapas de su mecanismo evolutivo, al que bautizó con el nombre de «Systemic mutation» (Mutación sistémica o
saltacional) o «Hopeful Monster» (Monstruo Viable), Goldschmidt afirmó:
«A esta suposición se oponen violentamente la mayoría de los genéticos que pretenden que los hechos hallados al nivel subespecífico se tienen que aplicar también a las categorías superiores. El re-petir incansablemente esta pretensión no probada, el pasar de ligero sobre las dificultades y el adoptar una actitud arrogante frente a los que no se dejan influir tan fácilmente por las modas en la Ciencia, se considera que proporciona una prueba científica de su doctrina.
Es verdad que nadie hasta ahora ha producido una nueva especie, género, etc., por
macromutación; pero es igualmente cierto que nadie ha producido ni una sola especie por selección de micromutaciones.»
Más adelante, en el mismo artículo, declaró:
«Tampoco nadie ha presenciado nunca la producción de un nuevo individuo de categoría taxonómica superior por selección de micromutaciones.»
Goldschmidt ha afirmado, pues, que en el contexto de «molécula al hombre» solamente se ha observado el cambio más trivial, en el nivel de las subespecies.
Aún más, los arquitectos de la moderna teoría sintética de la evolución la han construido tan cuidadosamente, que no es posible su «falsación». La teoría es tan plástica que es capaz de explicar cualquier cosa. Esta fue la queja de Olson y de varios participantes en el «Wistar
Symposium on Mathematical Challenges to the Neo-Darwinian Interpretaron of Evolution»
(Simposium Wistar de Desafíos Matemáticos a la Interpretación Neodarwiniana de la Evolución), incluyendo incluso a Mayr, uno de los principales exponentes de esta teoría. Edén, uno de los matemáticos, lo expresó de esta manera, con referencia a la «falsabilidad»:
«Esto no se puede hacer en evolución, tomándola en su sentido general, y esto es lo que quise decir cuando la califiqué de tautóloga. Porque, desde luego, puede explicar cualquier cosa.
Se puede ser, o no, ingenioso al proponer un mecanismo que parece razonable a los seres humanos, incluso mecanismos que sean coherentes con otros mecanismos que se hayan descubierto, pero no deja de ser una teoría no "falsable".»
Aún más, aparte de los científicos creacionistas, un creciente número de otros científicos han expresado dudas de que la moderna teoría de la evolución pueda explicar algo más que cambios triviales. Edén quedó tan desanimado después de una consideración completa de la teoría desde el punto de vista probabilístico, que proclamó:
«Una teoría científica y adecuada debe esperar el descubrimiento y elucidación de nuevas leyes físicas, químico-físicas y biológicas.»
Salisbury ha expresado similarmente sus dudas, ba: sadas en consideraciones probabilísticas.
El ataque a la teoría por parte de científicos franceses han sido intenso en años recientes. Dice un reportaje sobre la situación en Francia: «Este año se vio crecer rápidamente la controversia, hasta que recientemente culminó con un artículo aparecido recientemente en la revista Science et Vie titulado « ¿Deberíamos quemar a Darwin?» con una extensión de unas dos páginas. El artículo, escrito por el divulgador Aune Michel, estaba basado en las entrevistas del autor con especialistas tales como la señora Andree Tetry, profesora en la famosa Ecóle de
Hautes Etudes .y autoridad mundial en problemas de la evolución., el profesor Rene Chauvin, y otros biólogos franceses de nota; y en un estudio a fondo de unas 600 páginas de compilación de datos biológicos reunidos, en colaboración con la señora Tetry, por el difunto Michael Cuenot, biólogo de fama mundial. La conclusión de Aime Michael es significativa: «la clásica teoría de la evolución en su sentido estricto, pertenece al pasado. Aunque no tomen una posición definida, hoy en día prácticamente todos los especialistas franceses mantienen fuertes reservas mentales en cuanto a la validez de la selección natural.»
E. C. Olson, uno de los oradores en la celebración del Centenario Darwiniano, hizo en aquella ocasión la siguiente afirmación:
«Existe, asimismo, un grupo generalmente silencioso de estudiosos dedicados a investigaciones biológicas, que tienden a disentir con mucha parte del pensamiento actual, pero dicen y publican poco a causa de que no están particularmente interesados, o no ven que la controversia sobre la evolución sea de alguna importancia particular, o están tan totalmente en desacuerdo que les parece inútil dedicarse al monumental trabajo de controvertir el inmenso edificio de información y teoría que existe en la formulación del pensamiento moderno. Desde luego es difícil juzgar el tamaño y la composición de este silencioso sector, pero no hay duda de que los números no son despreciables.»
Fothergill se refiere a lo que él llama «la poquedad de la teoría como un todo». Erhlich y
Holm han afirmado sus reservas de la siguiente manera:
«Finalmente, consideremos la cuestión presentada anteriormente: "¿Cuál es la explicación de lo que observamos en la naturaleza?" Ha llegado a ser moda el contemplar la moderna teoría de la evolución como la única explicación posible, en lugar de decir que es la mejor conseguida hasta ahora. Es concebible, y hasta lo más posible, que lo que podríamos llamar chistosamente una teoría No-Eucli-deana de la evolución apunte en el horizonte. La perpetuación de la teoría actual como dogma no animará el progreso hacia una explicación más satisfactoria de los hechos observados.»
Algunos ataques son abiertamente críticos, tales como la carta de Danson que apareció recientemente en «New Scientist» y en la que, entre otras cosas, afirmaba:
«La teoría de la evolución ya no está más con nosotros, a causa de que hoy en día se reconoce al Neo-Darwinismo como incapaz de explicar cualquier otra cosa que no sean cambios triviales, y, a falta de otra teoría, no tenemos ninguna... a pesar de la hostilidad de los testimonios ofrecidos por el registro fósil, a pesar de las dificultades innumerables, y a pesar de la falta de una teoría creíble, la evolución sobrevive... ¿Puede haber, por ejemplo, otra área de la ciencia en la que se utilice un concepto intelectualmente tan estéril como el de la recapitulación embriológica como evidencia de una teoría?»»
Macbeth ha publicado recientemente una crítica especialmente incisiva de la teoría de la evolución. Apunta al hecho de que a pesar de que los evolucionistas han abandonado el evolucionismo clásico, la moderna teoría sintética de la evolución que han propuesto como sustitución es igualmente inadecuada para explicar el cambio progresivo como resultado de la selección natural y, de hecho, no pueden ni siquiera definir Selección Natural en términos que no sean tautólogos. La inadecuacia de la teoría actual, y el fracaso del registro fósil en cumplir las predicciones que le son propias, dejan a la macroevolución, y aún a la misma microevolución, como misterios intratables, según Macbeth. No obstante, Macbeth sugiere que no hay ninguna teoría .en el presente preferible a ésta.
En vista de las consideraciones expuestas, es increíble que científicos líderes, incluyendo algunos oradores en la Convención de esta semana, insistan dogmáticamente en que la teoría de la evolución de la molécula al hombre sea enseñada con exclusión de todo otro postulado. La evolución en este amplio sentido no está demostrada y no se puede demostrar, y, por lo tanto, no puede ser considerada como un hecho. No está sujeta a prueba por los métodos normales de la ciencia experimental: Observación y falsación. Así, en el sentido estricto, no puede ser ni siquiera calificada de teoría científica. Es un postulado, y puede servir de modelo con el cual se puede intentar explicar y correlacionar los datos que tenemos en el registro fósil, y hacer predicciones concerniendo a la naturaleza de descubrimientos futuros.
La creación, desde luego, no está probada, y no se puede probar por los métodos de la ciencia experimental. Según el criterio expresado anteriormente, tampoco la podemos calificar de teoría científica, ya que la creación habría sido inobservable y, como teoría sería no-falsable.
La creación es, por tanto, como la evolución, un postulado que puede servir como modelo para explicar y correlacionar la evidencia relacionada con los orígenes. La creación no es, en este punto, ni más religiosa ni menos científica que la evolución. De hecho, a muchos científicos bien informados les parece que la creación es muy superior al modelo evolucionista como explicación de los orígenes.
Tenemos la fuerte sospecha de que la aceptación de la evolución no es debida principalmente a la naturaleza de la evidencia, sino al prejuicio filosófico de nuestros tiempos.
Watson, por ejemplo, ha dicho:
«La teoría de la evolución misma es una teoría universalmente aceptada no a causa de que pueda ser probada cierta por evidencia lógicamente coherente, sino porque la única alternativa, la Creación especial, es claramente increíble.»
Que ésta es la teoría sostenida por la mayoría de los biólogos lo ha enfatuado recientemente Dobzhansky. En su comentario del libro de Monod «Azar y Necesidad»,
Dobzhansky declaró:
«Ha señalado con admirable claridad, a menudo lindando en lo sublime, la filosofía materialista mecanicista compartida por la mayor parte del Establishment de las Ciencias
Biológicas.»
La exclusión de la creación en la enseñanza científica es innecesaria e indeseable, sea en base científica o filosófica. Bajo el sistema presente, en el cual la evolución se presenta como un hecho con exclusión de la creación, el estudiante es adoctrinado en una filosofía de humanismo secular, en lugar de beneficiarse de una presentación objetiva de la evidencia.
Se podría remediar esta situación presentando creación y evolución en forma de modelos, haciendo predicciones basadas en cada modelo, y entonces comparar la evidencia científica real con las predicciones de cada modelo. Así, los estudiantes podrían decidirse en base de esta presentación objetiva. Esto es lo que desearíamos hacer en el resto de este trabajo, ciñendo nuestras consideraciones a un examen del registro fósil.

LA EVIDENCIA PALEONTOLÓGICA, CRUCIAL

Aunque se podrían investigar varios campos de la ciencia para intentar determinar cuál es el modelo que aparece más plausible de los dos, el registro fósil es la única fuente de evidencia científica que permitiría una determinación de si realmente los organismos vivientes vinieron a existir por creación o por evolución. El caso fue bien planteado por LeGros Clark cuando dijo:
«Que la evolución haya realmente ocurrido se puede establecer científicamente solo por el descubrimiento de restos fósiles de muestras de los tipos intermedios representativos que han sido postulados basándose en la evidencia indirecta. En otras palabras, la evidencia realmente crucial en cuanto a la evolución debe ser proveída por el paleontólogo, cuyo trabajo es estudiar la evidencia del registro fósil.» "
Sir Gavin de Beer se hizo eco de este último punto de vista, cuando afirmó:
«La última palabra en cuanto a la credibilidad y curso de la evolución está en manos de los paleontólogos.»
En su obra revolucionaria «El Origen de las Especies», Darwin afirmó: «...El número de formas intermedias y de transición entre todas las especies vivientes y extinguidas debe haber sido inconcebiblemente grande.» "
Esta conclusión parece inevitable, sea en base de los conceptos de Darwinismo clásico o de los de la moderna teoría sintética de la evolución. Por cuanto el número de formas de transición predichas por la teoría general de la evolución es inconcebiblemente grande, el número de tales formas que debieron haber quedado fosilizadas, de acuerdo con esta teoría, es inconcebiblemente grande aunque sólo una fracción muy pequeña de todas las plantas y animales que han existido hubieran quedado fosilizadas.
El muestreo del registro fósil ya ha sido suficiente, por lo que ya no es válido afirmar que el muestreo es aun imperfecto. Así, George ha afirmado:
«Ya no hay ninguna necesidad de excusarse más con la pobreza del registro fósil, pues ha llegado a ser difícil de manejar debido a su riqueza, y los descubrimientos están saturando la integración (de datos).»
Parece claro que después de 150 años de búsqueda intensiva se hubieran debido descubrir un gran número de formas transicionales, si las predicciones de la teoría de la evolución fueran válidas.
Por otra parte, si nos basamos en el modelo de la creación, deberíamos predecir la ausencia virtual de formas de transición entre las principales categorías de clasificación (los géneros creados). No obstante, no se podría excluir la presencia de alguna aparente forma de transición por dos razones: a) La tremenda diversidad exhibida dentro de cada categoría mayor de clasificación y b) la posesión de características similares de existencia o actividad requerirían estructuras o funciones similares. No obstante, en base del modelo «creación», tales formas pseudotransicionales serían raras y no estarían conectadas por tipos intermedios. Las discontinuidades en el registro fósil, por lo tanto, serían sistemáticas y casi universales entre las categorías mayores de clasificación (géneros). El registro fósil debería permitir una elección entre los dos modelos.

PRESENTACIÓN DE LOS DOS MODELOS

Nuestros dos modelos se podrían construir como sigue:

MODELO «CREACIÓN» MODELO «EVOLUCIÓN»

Por Actos de un Creador
Creación de géneros básicos de vegetales y animales con características ordinales completas en los primeros representantes.
Variación y especiación limitada dentro de cada género.
Por procesos naturalísticos mecanicistas debidos a propiedades inherentes a la materia inanimada.
Origen de todo lo viviente a partir de una sola fuente de vida que surgió por sí misma de la materia inanimada.
Variación ilimitada. Todas las formas están relacionadas genéticamente.
Estos dos modelos nos permitirían, a su vez, emitir las siguientes predicciones concernientes al registro fósil:

MODELO «CREACIÓN» MODELO «EVOLUCIÓN»

Aparición repentina de una gran variedad de formas altamente complejas.
Aparición repentina de todos los géneros creados con características ordinales completas. Discontinuidades bruscas separando grupos taxonómicos principales, sin formas transicionales entre categorías principales de transición.
Cambio gradual de las formas más simples a formas más y más complejas. 
Series transicionales conectando todas las categorías. No debe haber discontinuidades sistemáticas.

COMPARACIÓN DEL REGISTRO FÓSIL CON LAS PREDICCIONES DE LOS DOS MODELOS

1. Del Precámbrico al Cámbrico:
Las rocas más antiguas en las cuales se encuentran fósiles indiscutibles son las del período Cámbrico. En estos depósitos sedimentarios se encuentran miles y miles de millones de fósiles de formas altamente complejas de vida. Estas incluyen esponjas, corales, calamares, gusanos, moluscos, crustáceos. De hecho, se han encontrado todas las clasificaciones principales de formas invertebradas de vida en las rocas Cámbricas. Estos animales son tan altamente complejos que se estima que precisaron de 1.500 millones de años para evolucionar.
Y ¿Qué es lo que encontramos en las rocas Pre-cámbricas, de mayor antigüedad que las
Cámbricas? I No se ha encontrado ni un solo fósil indiscutible en ellas! Se puede decir con toda certeza que los antepasados de la fauna Cámbrica, si han existido alguna vez, jamás han sido hallados (21-23).
A pesar de las animaciones en contra, los reportajes concerniendo el descubrimiento de microfósiles (bacterias y algas unicelulares microscópicas) en rocas Pre-cámbricas, a las que se las ha asignado una edad de 1.000 a 2.000 millones más de años que a las del Cámbrico, son cuestionables, y desde luego están abiertos a discusión. Algunos artículos recientes tienden a exponer las incertidumbres involucradas en tales identificaciones (24-26). Por ejemplo, a pesar de que aceptan la probabilidad de que alguno de estos pretendidos microfósiles de la era
Precámbrica sea de origen biológico, Engel, et al, han advertido que:
«Establecer la presencia de una actividad biológica durante el primitivo Precámbrico plantea problemas muy difíciles... es apropiado el escepticismo sobre esta clase de evidencias de una primitiva vida Precámbrica.»
Aun si estos pretendidos microfósiles representan restos de formas genuinamente
Precámbricas, nos encontramos de todas maneras con una discontinuidad tremenda entre las formas unicelulares microscópicas de vida, y las muy diversificadas y altamente complejas formas de vida encontradas en el Cámbrico, una discontinuidad extendiéndose supuestamente sobre mil o dos mil millones de años en las eras geológicas.
Axelrod afirma, refiriéndose a este problema:
«Uno de los principales problemas no resueltos de Geología y Evolución es la presencia de invertebrados marinos multicelulares diversificados en rocas Cámbricas Anteriores en todos los continentes, y su ausencia en rocas de mayor antigüedad.»
Después de considerar los varios tipos que se hallan en el Cámbrico, Axelrod continúa:
«No obstante, cuando vamos a las rocas Precámbricas para hallar los antecesores de estos fósiles Cámbricos, no se encuentran por ninguna parte. Se conoce, ahora, que muchas secciones de rocas sedimentarias (de unos 1.600 m.) descansan en sucesión ininterrumpida bajo estratos que contienen los más primitivos fósiles Cámbricos. Aparentemente, estos sedimentos fueron adecuados para la preservación de fósiles, a causa de que a menudo son idénticos a los de las formaciones fosilíferas que descansan encima de ellos y, a pesar de ello, no se encuentran fósiles en ellos.»
Según todas las apariencias, basados en los hechos conocidos del registro fósil, hubo una repentina explosión de vida con un alto nivel de complejidad. El registro fósil no nos da ninguna evidencia de que estos animales Cámbricos se desarrollaran a partir de precedentes formas ancestrales. Aun más, no se ha encontrado ningún fósil que pueda ser considerado como forma de transición entre los grupos principales de clasificación que lo forman. En su aparición más primitiva, estas categorías de vida invertebrada eran ya tan «divergentes» con tanta claridad como hoy en día.
¿Cómo queda el modelo evolucionista a la luz de estos hechos? Obviamente, están en completa contradicción con sus afirmaciones. Esto lo ha admitido el mismo George Gaylord
Simpson, que declaró:
«Garantizado el origen evolutivo de los principales grupos taxonómicos de animales, y no por un acto de creación especial, la ausencia de cualquier registro de cualquier miembro de alguna de las phyla en las rocas precámbricas permanece tan inexplicable en el terreno de la ortodoxia (evolucionista) como lo era para Darwin.»
Simpson ha luchado valientemente, pero no fructuosamente, con este problema, habiéndose visto obligado a conceder que la ausencia de fósiles Precámbricos (aparte de los pretendidos microfósiles) es
«El mayor misterio de la historia de la vida.»
No obstante, estos hechos están totalmente de acuerdo con el modelo «creación». El registro fósil revela una aparición repentina de gran variedad de formas altamente especializadas y complejas, sin antecesores evolutivos, y sin formas de transición que conecten los grupos taxonómicos mayores, tal y como está postulado en el modelo creacionista, pero contradicen incuestionablemente las predicciones del modelo evolucionista.
El resto de la historia de la vida revela una ausencia remarcable de las muchas formas de transición exigidas por la teoría. De hecho, hay una deficiencia sistemática de formas de transición entre las categorías mayores de clasificación, tal como está predicho en el modelo creacionista.

2. De los Invertebrados a los Vertebrados:

La idea de que los vertebrados derivaron de los invertebrados es una pura conjetura que no puede ser documentada por el registro fósil. Se ha propuesto, en base de la anatomía comparativa y de la embriología de las formas vivientes, casi cada uno de los grupos invertebrados en ocasiones diferentes (29-30). Supuestamente, la forma de transición de invertebrado a vertebrado pasó por una etapa cordada sencilla.
¿Posee el registro fósil de evidencias de tal transición? La respuesta a esta pregunta tiene que ser un NO absoluto.
Ommaney ha afirmado:
«Desconocemos cómo evolucionó este primer cordado, cuáles fueron las etapas que recorrió en su desarrollo hasta dar finalmente verdaderos peces tal como ahora los conocemos.
Entre el período Cámbrico, en que es probable que apareciera, y el Ordoviciano, en el que se encuentran los primeros fósiles con características de pez, existe un lapso de unos 100 millones de años que, probablemente, nunca podremos llenar.»
¡Increíble! ¡Cien millones de años de evolución, y ninguna forma de transición! Todas las hipótesis combinadas, no importa lo ingeniosas que sean, nunca pueden pretender, basándose en la teoría de la evolución, explicar una discontinuidad de tal magnitud. Por otra parte, está de completo acuerdo con el modelo creacionista.

3. El problema del origen de las diversas clases de peces:

Una lectura cuidadosa del libro de Romer «Paleontología Vertebrada», parece no permitir otra conclusión sino la de que las clasificaciones principales de peces son ya clara y distintamente «divergentes», sin formas de transición que las conecten. La primera en aparecer en el registro fósil es la clase Agnatha. Los más antiguos de estos vertebrados, representantes de los dos órdenes Osteostraci y Heterostraci, han quedado casi siempre incrustados en material óseo u otro material duro. En lo que concierne a su origen, Romer escribe:
«En los sedimentos de la época Silúrica posterior y Devónica anterior están presentes muchos vertebrados de características ictíneas de varios tipos, y es obvio que ha tenido que existir una larga historia evolutiva antes de este tiempo. Pero en lo que se trata de esta historia, la ignoramos mayormente.» (Pag. 15, edición inglesa.)
En cuanto a los Ostracodermos (Osteostraci), Ro-mer escribe así:
«Cuando primeramente aparecen estos Ostracodermos, ya tienen una larga historia a sus espaldas y están divididos en varios grupos distintos.» (Pag. 16.)
De los Heterostraci, dice Romer que desde luego no están relacionados de cerca con las otras formas de la clase Agnatha. Si evolucionaron, también deben tener una historia evolutiva muy larga. Pero, igual que los Ostracodermos, aparecen repentinamente en el registro fósil sin ninguna evidencia de antecesores evolutivos.
Los Placodermos son causantes de buenos dolores de cabeza. Existían dentro de los
Placodermos sobre unas seis clasificaciones mayores de peces monstruo. De ellos dice Romer:
«Hay pocos caracteres comunes uniendo estos grupos, aparte de que todos ellos, sin excepción, son peculiares.» (Pag. 24.)
Después de esto, sigue diciendo:
«Aparecen en un momento .más o menos sobre la frontera Siluriano-Devónica. En que esperaríamos la aparición de los antecesores apropiados de los tiburones y de los grupos superiores de peces óseos. Serían de esperar formas «generalizadas» que encajaran limpiamente en nuestra preconcebida secuencia evolutiva. ¿Las conseguimos en los
Placodennos? No, en absoluto. En su lugar encontramos una serie de tipos brutalmente imposibles que no encajan en ningún esquema apropiado, que no parecen venir de ninguna fuente anterior .a primera vista., ni ser antecesores apropiados para ningún tipo posterior más avanzado. De hecho, lo que uno tiende a sentir es que la presencia de esto Placodermos, que forman una parte tan importante de la historia Devoniana, es un episodio incongruente. ¡La situación se habría simplificado si nunca hubieran existido!» (Pag. 33.)
Pero existieron, y su registro no apoya, sino que contradice fuertemente el modelo evolucionista.
Los tipos superiores de peces, los «ortodoxos», estructurados bajo planes bien reconocidos, con aletas apareadas y mandíbulas bien desarrolladas, están colocados dentro de las dos clases, los Chondrichthyes o peces cartilaginosos, y los Osteichthyes, o peces óseos superiores.
Algunos, en el pasado, han argumentado que la ausencia de huesos en los peces cartilaginosos representa una condición primitiva, y que los Chondrichthyes fueron una etapa evolutiva precediendo a los peces óseos. Romer argumenta con fuerza contra esta línea de pensamiento, señalando el hecho de que los tiburones son unos de los últimos grupos de clasificación taxonómica mayores en aparecer en el registro fósil.
Así, Romer continúa:
«El registro, de hecho, encaja mejor en la conjetura opuesta: que los tiburones son degenerados en lugar de primitivos en sus caracteres esqueléticos; que su evolución ha sido paralela a la de otros varios tipos de peces en su tendencia hacia la reducción ósea; y que se tiene que buscar a sus antecesores entre los peces óseos primitivos con mandíbulas, del tipo general de los Placodermos. Ningún Placodermo conocido puede ser identificado como antecesor verdadero de los Chondrichthyes, pero nos hemos dado cuenta de que algunos de los peculiares Petalichthydeos parecen mostrar etapas morfológicas de reducción esqueletal. El conocimiento creciente de los Placodermos Devónicos anteriores puede algún día atar cabos.»
(Pag. 38.)
Antes, y refiriéndose a los Placodermos, Romer había declarado:
«Debemos considerar seriamente que al menos los tiburones y Quimeras puedan haber descendido de tales imposibles antepasados.» (Pag. 34.) Una consideración al modelo
Creacionista, ¿no sería aquí mucho más razonable que una apelación a imposibles antepasados!
Sobre los peces típicamente óseos, Romer registra el hecho de que su aparición en el registro fósil es «dramáticamente repentina». (Pag. 52.) Más adelante (pág. 53), afirma:
«El antecesor común de los grupos de peces óseos es desconocido.» «Hay varios caracteres, muchos de ellos descristo anteriormente, en los cuales las dos típicas subclases de peces óseos ya son claramente divergentes cuando las contemplamos en su principio.»
Así, el registro fósil no muestra antecesores ni formas de transición de los grupos mayores de clasificación de peces. Basándonos en el registro conocido, tales antecesores hipotéticos y las formas de transición necesarias son tan sólo el producto de la especulación.
¿Cómo pues se puede presentar el argumento de que la explicación ofrecida por el modelo evolucionista es más científica que la ofrecida por el modelo creacionista?
Y, ¿no está de acuerdo esta evidencia con el modelo creacionista, siendo a la vez un embarazo para el modelo evolucionista?

4. De los peces a los anfibios:

Se ha investigado cuidadosamente el registro fósil, buscando series de transición que conectasen los peces con los anfibios, pero no han sido halladas. La conexión más «próxima» que se ha propuesto ha sido la que pretendidamente existe entre el Crosopterigio Rifidistio (pez)
y los anfibios del género Ichthyostega. Existe, no obstante, una tremenda discontinuidad entre los Cro-sopterigios y los Ichthystegas, una discontinuidad que se habría extendido durante muchos millones de años, y durante los cuales hubieran debido existir innumerables formas de transición. Estas formas de transición deberían mostrar un cambio lento y gradual de las aletas pélvicas y pectorales del Crosopterigio, transformándose en los pies y piernas del anfibio, juntamente con la pérdida de otras aletas, y la concurrencia de otras transformaciones requeridas para su adaptación al habitat terrestre.
Reconstrucciones de un anfibio Ichthyostega
y su supuesto antepasado Crosopterigio.
¿Cuáles son los hechos? No se ha encontrado ni una forma de transición entre la aleta del Crosopterigio y el pie del Ichthyostega. Los miembros del Ichthyostega eran ya del tipo anfibio básico, no mostrando ningún vestigio de descendencia de aletas.
¿Por qué se eligió el Crosopterigio Rifidistio como el supuesto antepasado de los anfibios? Ante todo, no hay ninguno mejor a mano. Echando a faltar un candidato intermedio entre peces y anfibios, se investigaron los varios grupos de peces. Entonces se adoptó el Crosopterigio como el grupo más aproximado a haber sido el antepasado de los anfibios. Esta elección se debió mayormente a unos diseños de cerebro similares al del Ichthyostega, la posesión de la vértebra en «arco» encontrada en el Ichthyostega y en otros Labirintodontos, y la presencia de huesos en las aletas, por lo cual, en algunos aspectos, se podría construir una ruda homología con los huesos del cuadrúpedo.
Según Romer, la presión selectiva que permitió el origen de los anfibios cuadrúpedos a partir de sus antecesores los peces fue el hecho de que en el período Devónico fueron características unas sequías periódicas, durante las cuales se supone que evolucionaron los anfibios.
Esto obligó al Crosopterigio a salir de los lagos y ríos que se secaban (se cree que poseía pulmones) para buscar otros parajes acuáticos. Aquellas formas que habían heredado cambios por mutaciones que permitiesen una locomoción más eficiente por la tierra habrían sobrevivido en número mayores que formas menos bien equipadas. Un gran número de episodios de estos dieron origen, después de millones de años, a un verdadero anfibio.32
Esta historia, atractiva a primera vista, pierde su plausibilidad cuando se consideran los siguientes hechos: Ya que los anfibios se encuentran en el Devónico posterior, hubieran debido evolucionar bien dentro del Devónico cuando sus supuestos antepasados Crosopterigios estaban aún florecientes. Si la historia de Romer es cierta, en lugar de ello, el Devónico debería mostrar extinciones en masa de los Crosopterigios, así como de otras formas de agua dulce. Lo cierto es precisamente lo contrario.
En el Carbonífero Primitivo anterior se encuentran otros tres órdenes anfibianos. Ya que estos anfibios altamente diversificados aparecen primeramente en el Carbonífero Primitivo anterior con sus características ordinales completas, tendrían que haber empezado a evolucionar bien atrás, en el Devónico, tal como supuestamente hicieron los Ichthyostégidos. Las mismas presiones selectivas debieron haber sido ejercidas sobre estos tres órdenes como sobre los Ichthyostégidos y deben haber evolucionado a partir de los Crosopterigios o de los
Ichthyostégidos. Pero ninguno de estos tres órdenes tiene la vértebra en forma de «arco» que poseen los Crosopterígidos y los Ichthyostégidos, sino que poseen la vértebra «más primitiva», la del tipo «Lepos-pondylos» o vaina. ¿Cómo, pues, se puede utilizar la vértebra en «arco» para conectar el Crosopterigio con los anfibios?
Aún más, de estos tres órdenes, el Aistopoda poseía un cuerpo largo, como de serpiente, con unas 200 vértebras. En todas estas formas los pies eran pequeños, y muchas ni siquiera los poseían (ni aun siquiera trazas de la cintura escapular o pélvica! En algunas formas del orden
Nectridea los cuerpos eran también largos como los de los Aistopodos, faltando asimismo los pies. Si el Ichthyostega o una forma similar fue el antecesor de todos los anfibios, entonces tenemos que mientras que él estaba en el proceso de derivar cuatro pies a partir de las aletas pectorales y pélvicas de su antecesor Crosopterigio, su descendencia estaba igual de ocupada intentando desembarazarse de ellos!
¿Qué presiones selectivas dieron lugar a los cuatro pies en los Ichthyostégidos mientras que causaban simultáneamente su reducción y pérdida entre los Aistopodos y Nectrídeos? ¿Por qué estas formas tan diversas aparecen en el registro fósil con una «divergencia» ya completa en su primera aparición, sin evidencia de formas de transición!
Los tres órdenes existentes de anfibios incluyen las salamandras y lagartijas (Urodelata o
Caudata); los ápodos (Apoda o Caecilia), parecidos a los gusanos, sin órganos de locomoción; y las ranas y sapos (Anura o Salientía) que están entre los vertebrados terrestres más especializados, con extremidades posteriores largas y sin cola. Todos estos modernos anfibios poseen la vértebra más «primitiva» del tipo Lepospondylos, en lugar de la vértebra en «arco» que supuestamente conecta a los anfibios con sus antecesores Crosopterigios. Aun más, no hay formas de transición conectando estos tres órdenes modernos que constituyen la subclase.
Lissamphibia, con los anfibios hallados en el Paleozoico. Refiriéndose a ellos, Romer afirma:
«Entre ellos y el grupo del Paleozoico hay una amplia discontinuidad no cubierta por material fósil.»»
La discontinuidad extremadamente amplia entre pez y anfibio, como se ha observado entre los Crosopterigidos Rifidistios y los Ichthyostégidos, la aparición repentina .de hecho .de todos los órdenes anfibios del Paleozoico con sus diversas características ordinales completas en los primeros representantes, la ausencia de cualquier forma de transición entre estos órdenes del Paleozoico, y la ausencia de formas de transición entre ellas y las que existen actualmente es, todo ello, contradictorio a las predicciones del modelo evolucionista. No obstante, estos hechos son tal como los predichos por el modelo creacionista.

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Yo Soy la Vid vosotros los Pámpanos

Yo Soy la Vid vosotros los Pámpanos
El Pámpano te Bendice lleva Mucho Fruto