15 jun 2010

Creación, evolución y la evidencia histórica 2da Parte

(Continuación)  5. De los anfibios a los reptiles y mamíferos

Es en la frontera anfibiana-reptiliana y reptiliana-mamífera donde se han hecho las más fuertes reivindicaciones de tipos de transición que conecten clases. Pero examinándolos con atención, vemos que son simplemente aquellos que, en el registro fósil, más se parecen en estructura esqueletal.
La conversión de un invertebrado a vertebrado, de pez a cuadrúpedo con pies y piernas, o de animal terrestre a volátil son unos pocos ejemplos de cambios que requerirían una revolución en toda la estructura del animal. Tales transformaciones deberían proveer una serie de transición claramente reconocible como tal en el registro fósil si hubieran ocurrido por medio de un proceso evolutivo. Por otra parte, si el modelo creacionista es el verdadero, es en estas fronteras donde la ausencia de formas de transición será más evidente.
Pero vemos que lo cierto es lo contrario en la frontera anfibio-reptiliana y en la reptilmam
ífera, particularmente en la primera. Siendo posible distinguir entre los reptiles y anfibios actuales, vivientes, en base de sus características esqueletales, son .no obstante., mucho más distinguibles por medio de sus partes blandas y, de hecho, la característica definitiva que separa a los reptiles de los anfibios es la posesión por parte de los reptiles, en contraste con los anfibios, del huevo amniótico.
Muchas de las características para determinar un mamífero residen en su anatomía o fisiología «blanda». Esto incluye su manera de reproducirse, la temperatura caliente de la sangre, respiración por medio de la posesión de un diafragma, la posesión de glándulas mamarias y la posesión de pelo.
Con todo esto, las dos diferencias más fácilmente distinguibles entre reptiles y mamíferos no han sido nunca conectadas por series de transición. Todos los mamíferos, existentes o fósiles, tienen un solo hueso, el dentario, a cada lado de la mandíbula inferior, y todos los mamíferos, existentes o fósiles, tienen tres osículos auditivos (que forman el oído medio), el martillo, el yunque y el estribo. En algunos reptiles fósiles, el número y tamaño de los huesos de la mandíbula inferior es reducido comparado con los reptiles vivientes. Aun así, todos los reptiles, vivientes o fósiles, tienen como mínimo cuatro huesos en la mandíbula inferior, y todos poseen un solo osículo auditivo, el estribo.
No hay, por ejemplo, formas de transición que muestren dos o tres huesos en la mandíbula, o dos osículos auditivos, y tampoco no ha explicado nadie como se las arreglaba la forma de transición para marticar mientras su mandíbula se tenía que dislocar y rearticular, o como podía oír mientras se le iban formando los otros dos huesos en el oído medio.
Aún hay más. Para que los hechos del registro fósil puedan encajar en las predicciones del modelo evolucionista se tiene que establecer una secuencia cierta de tiempo que encaje con estas predicciones. Esto no ha sido posible con la secuencia Anfibios-Reptiles-Mamífe-ros a base del material fósil descubierto hasta ahora:
Las conocidas formas Seymuria y Didactes, de las cuales se dice que están en la línea de división entre reptiles y anfibios, son del Pérmico anterior. O sea, que han llegado 20 millones de años demasiado tarde para ser los antecesores de los reptiles, si es que hemos de seguir la cronología evolucionista. Los pretendidos reptiles base del orden Cotilosauria, se encuentran no en el Pérmico posterior a ellos, sino en el período precedente, el Carbonífero tardío (Pensilvánico).
De hecho, los reptiles «mamiferoides» del suborden Sinápsida, que supuestamente dieron origen a los mamíferos, se hallan en el Pensilvánico (Carbonífero tardío), y posiblemente en el Pensilvánico anterior. Así, el
Seymuria y el Didactes, «antecesores» de los reptiles, no solamente postdatan a los mismos reptiles por decenas de millones de años, sino que también postdatan a los mismos antecesores de los mamíferos por un lapso de tiempo igual.
Según el modelo evolucionista, los mamíferos asumieron la supremacía sobre los reptiles en un período relativamente tardío de la historia de los reptiles. Si esto es cierto, se podría asumir razonablemente que la rama de reptiles de que tuvo su origen se desarrolló tardíamente en la historia de los reptiles. Pero aquí también vemos que lo cierto es lo contrario, si es que fueron los Sinápsidos los que antecedieron a los mamíferos. La subclase Sinápsida está fechada entre los más primitivos de los reptiles conocidos, no los últimos, y se supone que pasaron su apogeo aún antes de la aparición de los Dinosaurios.
Según Romer, los reptiles sinápsidos fueron disminuyendo en número durante el
Triásico, quedando esencialmente extintos hacia el final de aquel período, y pasaron muchos millones de años antes de sus «descendientes» llegaran a una posición de dominio.34 Si la selección natural es el proceso que rige la evolución (y la definición de la Selección Natural es que es un proceso por el que el organismo más capacitado para la lucha por la vida es el que produce mayor descendencia), entonces, si la anterior historia de Romer es cierta, tendremos que concluir en que la transición del reptil al mamífero triunfó a pesar de la Selección Natural, en lugar de triunfar a causa de ella.

6. El origen del vuelo:

El origen del vuelo debería suministrarnos casos excelentes para presentar evidencias evolucionistas en contra de las tesis creacionistas, si lo primero fuera lo cierto. Para llegar a volar, casi todas las estructuras de un animal no volátil requerirían un cambio de estructura, y las formas de transición resultantes deberían ser fácilmente detectables en el registro fósil. Se supone que el vuelo ha evolucionado separada e independientemente en cuatro ocasiones .en los insectos, aves, mamíferos (los quirópteros), y reptiles (los pterosauríos, ya extinguidos). En cada caso se supone que se precisaron muchos millones de años para llegar al vuelo, y en cada caso se hubieran visto envueltas en ello formas casi innumerables de transición. Pero aún así, no se encuentra nada, ni un solo caso, que se aproxime a una serie de transición.
E. C. Olson, un evolucionista y geólogo, afirma en su libro «La Evolución de la Vida», que «en lo que concierne al vuelo, hay algunas discontinuidades muy grandes en el registro fósil».
(Pag. 180.)
En lo que concierne a los insectos, dice Olson: «No hay prácticamente nada que nos informe sobre la historia del origen del vuelo en los insectos.» (Pag. 180.) En lo que trata de los reptiles voladores, Olson nos informa de que: «El vuelo verdadero está primeramente registrado entre los reptiles en los Pterosauríos del período Jurásico. Aunque los más primitivos de ellos estaban algo menos especializados para el vuelo que los últimos, no hay en absoluto ningún tipo o señal de etapas intermedias.» (Pag. 181.) Referente a las aves, Olson nos informa de que: «El vuelo verdadero está primeramente registrado entre los reptiles en los Pterosau-rios del período
Jurásico. Aunque los más primitivos de ellos estaban algo menos especializados para el vuelo que los últimos, no hay en absoluto ningún tipo o señal de etapas intermedias.» (Pag. 181.)
Referente a las aves, Olson habla del Archaeopteryx como «repti-loide», pero afirma que por su posesión de plumas «muestra que es un ave» (pág. 182). Finalmente, con referencia a los mamíferos, Olson afirma que: «¿a primera evidencia de vuelo en los mamíferos es en los murciélagos ya completamente desarrollados del Eoceno.» (Pág. 182.)

El caso del Archaeopteryx: 1

1 Además de todas las consideraciones que se apuntan sobre el Archaeopteryx en el cuerpo del texto cabe publicar aguí un hecho muy significativo, y que viene a confirmar de una manera espectacular las observaciones sobre el hecho de que el Archaeopteryx era un ave verdadera, y no una forma de ^transición*. Se ha efectuado recientemente un descubrimiento que destruye cualquier base posible para mantener al Archaeopteryx en el lugar en que .a falta de algo mejor. lo hablan colocado.
La revista Sclence-News (vol. 112, sept., 24, ¿977, p. 19S) anunciaba el descubrimiento de los restos de un ave Indudablemente verdadera unos «60 millones de anos más antigua» que el
Archaeopteryx. Esta afirmación fue hecha por lames A. Jensen, de la Brigham Young Üniverslty.
El profesor John H. Ostrom, de la Universidad de Yole, afirma que .es evidente que debemos ahora buscar los antecesores de las aves voladoras en un periodo de tiempo mucho mas antiguo
Así, pues, no se puede documentar ninguna serie de transición en ningún momento de la pretendida transición al vuelo y, tan sólo en un caso, se ha alegado la presencia de una forma de transición. En este último caso, el así llamado intermedio no es intermedio en absoluto, porque tal y como los paleontólogos reconocen hoy en día, el Archaeopteryx era un ave verdadera  poseía alas, estaba dotada completamente de plumas, volaba. No era medio-ave. Era un ave.
Jamás se ha encontrado una forma de transición con sólo parte de plumas y sólo parte de alas.
Las características que se alegan del Archaeopteryx consisten en los apéndices
garróideos en los ejes-guía de las alas, la posesión de dientes, y vértebras que se extendían hacia afuera, formando una cola. Se cree que, poseyendo una quilla pequeña, era más bien un volador torpe. Mientras que tales características podrían ser de esperar si las aves evolucionaron de los reptiles, no constituyen por sí mismas una prueba en absoluto de que así haya sucedido, ni demuestran que el Ar-chaeopteryx sea un intermedio entre los reptiles y las aves. Por ejemplo, en Sudamérica existe hoy en día un ave, el Hoatzin (Opisthocomus Hoatzin), el cual posee dos garras en su etapa juvenil. Aun más, es un volador torpe, con una quilla asombrosamente
pequeña.34 Esta ave es .sin duda alguna. cien por cien ave, aun poseyendo dos de las características por las cuales se le imputa una ascendencia reptiliana al Archaeopteryx.
Mientras que las aves modernas no poseen dientes, otras aves más antiguas, aves cien por cien sin sombra de duda, los poseían. ¿Demuestra ello que los antepasados de las aves fueron los reptiles, o simplemente demuestra que algunas aves antiguas tenían dientes, mientras que otras no los tenían? Algunos reptiles tienen dientes y otros no los tienen. Algunos anfibios poseen dientes, otros no. De hecho, esto es cierto a tdavés de todas las categorías de
Subphylum .peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos incluidos.
Siguiendo la analogía de que las aves dentadas son primitivas mientras que las desdentadas son más avanzadas, los monotremas (por ejemplo, el Ornitorrinco y el Equidna), ambos mamíferos, desdentados, {deberían ser considerados más avanzados que los humanos!
Y a pesar de ello, estos mamíferos son considerados como los más «primitivos» de todos los mamíferos. (Por cierto que se da la curiosa circunstancia de que ison los últimos en aparecer en el registro fósil) ¿Qué valor filogenético se le puede dar a la posesión o no posesión de dientes?
En lo que se refiere al «Status» del Archaeopteryx,
DuNouy afirmó:
«Desafortunadamente, la mayor parte de los tipos fundamentales del reino animal están, desde el punto de vista paleontológico, desconectados. A pesar del hecho de que está innegablemente relacionado a la vez con los reptiles y con las aves (relación que la anatomía y la fisiología de los especímenes verdaderamente vivientes demuestra), no estamos autorizados a considerar el caso excepcional del Archaeopteryx como una verdadera conexión. Por conexión queremos decir una etapa de transición necesaria entre tales clases como reptiles y aves, o entre grupos menores. Un animal, por el hecho de que muestre características pertenecientes a que aquel en el que vivió el Archaeopteryx... Así, Ostrum concluye en que el Archaeopteryx no fue el antecesor de las aves.
Una y otra vez, los evolucionistas han citado al Archaeopteryx como él ejemplo de una forma de transirían. Ahora el Archaeopteryx ha sido destronado de su sitial. El evolucionismo se vuelve mas y mas insostenible según se va acumulando la evidencia fósil, y se va haciendo más evidente la frase de Newell: .Muchas de las discontinuidades tienden a ser mas y mas enfatizadas con el aumento de las colecciones..í (Nota del traductor.) dos grupos diferentes, no puede ser tratado como una verdadera conexión en tanto que no se hayan hallado las etapas intermedias, y en tanto que los mecanismos de transión permanecen desconocidos.» "
¿Cuál, pues, parece ser la conclusión más razonable? Creemos que el registro fósil no permite mejor secuela que la que Marshall ha publicado recientemente: «El origen de las aves es mayormente asunto de deducción. No hay fósiles de las etapas a través de las cuales se logró el asombroso cambio de reptil a ave.» "

Objeciones contestadas:

En vista de todo lo anterior, se presentan muchas excusas, alegando que las estructuras delicadas generalmente no se preservan en forma fósil, para presentar una explicación al hecho de que no haya ninguna indicación, en el registro fósil, de la evolución de las plumas. Pero esta objeción no es posible en el caso de la pretendida evolución del vuelo en los reptiles voladores y los muciélagos.
Hay muchas diferencias, y muy significativas, entre reptiles voladores y no voladores.
Otra vez nos remitímos a la obra de Romer, «Paleontología Vertebrada».x Se muestra en la página 140 la reproducción del Sal-toposuchus (fig. 214 de su libro), un representante de los
Tecodontos del Triásico, que Romer cree dieron lugar a los reptiles voladores (Pterosaurios,
Dinosaurios y aves. La comparación de esta forma con las reconstrucciones de los más primitivos representantes entre los dos subórdenes de los Pterosaurios (páginas 144 y 146) revela la vasta discontinuidad entre ellos, una discontinuidad no conectada por intermediarios fósiles. Desde luego, también existe una discontinuidad similar entre esta criatura y el
Archaeopteryx.
El Saltoposuchus, teocodonte del que Romer y otros creen tuvieron su origen los dinosaurios, las aves y los reptiles.
Tomado de Paleontología Vertebrada de Romer.
Casi todas las estructuras en el Rhamphorhyncus, Pterousaurio de cola larga (ñg. 222,
pág. 144) le eran peculiares. Es esencialmente obvia (como en todos los Pterosaurios) la gran longitud de su cuarto dedo, en contraste con los otros tres dedos que este reptil poseía. Este cuarto dedo proveía todo el apoyo para la membrana que actuaba de ala. Por ciento que no era una estructura delicada, y si los pterosaurios tuvieron su origen en la evolución de los
Tecodontes o de algún otro reptil terrestre, deberían haber sido halladas formas de transición mostrando un alargamiento gradual de este cuarto dedo. No obstante, no se ha descubierto ni una señal de tales formas de transición.
Rhamphorhyncus, un Pterosaurio de cola larga.
Tomado de The Osteolow oí tht Rcptilu de Williston.
Aún más especial era el grupo Pterodactiloide de los pterosaurios (fig. 225, pág. 146). E1
Pteronodonte no solo tenía un pico largo y desdentado y un penacho óseo largo extendiéndose hacia atrás, sino que sus cuatro dedos sostenían ¡un ala de 8 metros de envergadura! ¿Dónde están las formas de transición documentando el origen evolutivo de estas y otras estructuras especiales de los Pterosaurios?
En cuanto al murciélago, se supone que evolucionó de insectívoros terrestres, a pesar de que, como se ha afirmado anteriormente, el murciélago más antiguo conocido en el registro fósilM es cien por ciento murciélago, y no se puede encontrar ni traza de formas de transición. En el murciélago, cuatro de los cinco dedos sostienen la membrana del ala y son extremadamente largos comparados con una mano normal. Estas y otras estructuras únicas, como el radio y el cubito, que se unen en la mitad dista! para formar un hueso simple en el Palaeochiropteryx
(Romer, fig. 322, pág. 213), son huesos sólidos, y no estructuras delicadas. Si las formas de transición existieron, ciertamente que hubieran debido quedar preservadas. La completa ausencia de las tales deja sin respuesta, tomando como base el modelo evolucionista, preguntas tales como: ¿Cuándo, de qué, dónde y cómo tuvieron su origen los murciélagos? Ahora queremos plantear la pregunta: En lo que concierne al origen del vuelo. ¿Qué modelo, el de la creación, o el de la evolución, tiene mayor apoyo del registro fósil? A nosotros la respuesta nos parece clara. Ni un solo hecho contradice las predicciones del modelo creacionista: la verdadera evidencia falla en apoyar las predicciones del modelo evolucionista. Aquí, donde sería más fácil y obvio el hallar las formas de transición si la evolución fuera realmente la causa de estas criaturas tan altamente desarrolladas y especializadas, no se encuentra ni una. ¿Podría ser más cruel y caprichoso el registro fósil para los paleontólogos evolucionistas? El registro histórico inscrito en las rocas está gritando literalmente: ¡CREACIÓN!
Pteronodonte, un reptil gigante que tenía una longitud total de alas de más de ocho metros. Tomado de Paleontología
Vertebrada de Romer.
Palaeochiropteryx, el más antiguo de los murciélagos conocidos, fósil del Eoceno.
Los ejemplos citados en este artículo no son en ninguna manera excepciones, sino que sirven para ilustrar lo que es característico del registro fósil. Mientras que se puede observar una transición en el nivel de las subespecies, y se puede inferir en el de las especies, la ausencia de las formas de transición entre las categorías más elevadas de clasificación (los géneros creados del modelo creacionista) es regular y sistemática. Nos proponemos documentar esta afirmación citando afirmaciones públicas de evolucionistas.

AFIRMACIONES PÚBLICAS DE AUTORIDADES EVOLUCIONISTAS
(Referentes a la naturaleza del registro fósil)
Deseamos citar primeramente al mundialmente famosísimo George Gaylord Simpson, paleontólogo evolucionista de primera fila. En su libro «Tempo and Mode in Evolution* (Tiempo y
Método en la Evolución), afirma en la sección dedicada a «Discontinuidades Principales en el
Registro (Fósil») que no hay ni trazas en ninguna parte del mundo de ningún fósil que cubra la discontinuidad que existe entre el Hyraco-therium y su pretendida forma ancestral Condylarthra.
Después sigue diciendo: «Esto es cierto de todos los treinta y dos órdenes de mamíferos... Los miembros más antiguos conocidos de cada orden ya tienen sus características ordinales básicas, y no hay, en ningún caso, una secuencia aproximadamente continua de un orden conocido a otro. En la mayoría de los casos, la rotura de conexión es tan brusca, y la discontinuidad tan grande, que el origen del orden es especulativo, y muy disputado.»*
Después (pág. 107), Simpson afirma:
«Esta ausencia regular de formas de transición no está limitada a los mamíferos, sino que es un fenómeno casi universal, y que ha sido notado desde hace mucho tiempo por los paleontólogos. Es cierto de casi todos los órdenes de todas las clases de animales, vertebrados e invertebrados. También es cierto de las clases, de los principales Phylum y, aparentemente, también es cierto de las categorías análogas de las plantas.»
En su libro «The Meaning of Evolution» (El Significado de la Evolución) Simpson afirma, refiriéndose a la aparición de nuevos phylum, clases y otros grupos principales:
«El proceso por el cual ocurrieron en la evolución unos sucesos tan radicales es causa de una disputa de las más serias que quedan entre los estudiosos profesionales de la evolución.
La cuestión es si tales sucesos principales tuvieron lugar instantáneamente por algún proceso diferente en esencia de los que formarían parte en un cambio evolutivo más o menos gradual, o si toda la evolución, incluyendo estos cambios principales, queda explicada por los mismos procesos y principios directivos, siendo sus resultados mayores o menores en función del tiempo implicado, de la intensidad relativa de la selección y de otras variables en cualquier situación dada.» La posibilidad de tal disputa existe porque las transiciones entre los principales grados de organización son apenas registradas por fosilización. Hay una tendencia en este respecto hacia una deficiencia sistemática en el registro de la historia de la vida. Así, es posible afirmar que tales transformaciones no están registradas porque no existieron, que los cambios no fueron por transición, sino por saltos repentinos en la evolución.»41
Si los phylum, clases, órdenes y otros grupos principales fueran conectados por formas de transición en lugar de aparecer repentinamente en el registro fósil con sus características básicas completas, no habría necesidad, desde luego, de referirse a su aparición en el registro fósil como «sucesos radicales». Además ¡es imposible enfatizar con suficiente intensidad el que aun los mismísimos evolucionistas estén discutiendo entre ellos si estas categorías principales aparecieron instantáneamente o nol ¡Precisamente, el argumento de los creacionistas es que estas formas sí que se formaron instantáneamente, y que las formas de transición no están registradas en el registro fósil porque nunca existieron! Así, los creacionistas desearíamos reformar la afirmación de Simpson para que se leyese:
«Es así posible afirmar que tales transformaciones no están registradas porque no existieron, y que estos tipos principales se originaron por creación en lugar de por un proceso de evolución gradual.»
En un trabajo más reciente, Simpson afirmó que:
«Es una característica del registro fósil el que la mayoría de los grupos taxonómicos aparecen bruscamente.»
En el mismo párrafo, afirma que:
«Las discontinuidades entre las especies conocidas son esporádicas y a menudo pequeñas. Entre los órdenes, clases y phylum conocidos son sistemáticas y casi siempre grandes.»
A pesar de que es nuestro propósito hacerlo, apenas si es necesario documentar ya más la naturaleza del registro fósil. Parece obvio que si las afirmaciones anteriores de Simpson se desnudasen de todas las presuposiciones y de los supuestos mecanismos evolutivos para quedar simplemente el registro del hecho, describen exactamente lo que demanda el modelo creacionista. Este registro es, no obstante, terriblemente deficiente a la luz de las presuposiciones y predicciones del modelo evolucionista.
Nadie se ha entregado más de corazón que Simpson a la «Filosofía materialista mecanicista compartida por la mayor parte del "Establishment" actual en las ciencias biológicas».
Así, como él mismo lo ha expresado «Encuentra lógico, si no exigido científicamente, el asumir que la aparición de un nuevo grupo sistemático no es evidencia de creación...»
Así, Simpson ha gastado un tiempo y un esfuerzo considerable en sus intentos de doblar y retorcer cada faceta de la teoría de la evolución para explicar las deficiencias del registro fósil, intentándolo acomodar a la hipótesis evolutiva (44-46). Pero tenemos que hacer observar que, si se adopta la evolución a priori, siempre es posible adoptar hipótesis auxiliares .no probadas, y por su misma naturaleza imposible de probar. Para hacer que funcione en cualquier caso específico. Por este proceso, la evolución desemboca en lo que Thorpe llama uno de sus
«Cuatro Pilares de la Ignorancia» .evolución mental que es el resultado de tentativas casuales preservadas por apuntalamientos.
Con referencia a la naturaleza del registro fósil, Arnold ha dicho:
«Se tuvo por mucho tiempo la esperanza de que las plantas extinguidas revelarían al fin algunas de las etapas a través de las cuales han pasado los grupos existentes durante el curso de su desarrollo, pero se puede admitir libremente que esta aspiración se ha cumplido en una extensión muy insignificante, a pesar de que la investigación paleobotánica ha estado en desarrollo por más de cien años.» "
Las siguientes afirmaciones del profesor E. J. H. Córner, de la Escuela Botánica de
Cambridge (Universidad de Cambridge), fueron refrescantemente cándidas:
«Se puede aducir mucha evidencia en favor de la teoría de la evolución .de la biología,
Biogeo-grafía y paleontología, pero pienso que para las personas sin prejuicios, el registro fósil de las plantas está todavía en favor de la creación especial.»
Olson ha dicho:
«Un tercer aspecto fundamental del registro fósil es algo diferente. Repentinamente aparecen muchos grupos de plantas y animales, aparentemente sin ningún antecesor cercano.
La mayoría de los grupos de organismos .Phyla, Subphyla, y aún las mismas clases. Han aparecido de esta manera... El registro fósil, que ha producido el problema, no da mucha ayuda para su solución... La mayoría de los zoólogos y la mayoría de los paleontólogos sienten que las interrupciones y bruscas apariciones de nuevos grupos pueden ser explicadas por el que el registro fósil esté incompleto. Algunos paleontólogos están en desacuerdo y creen que estos eventos cuentan una historia que contradice a la teoría, y que no se registra en los organismos vivos.»
En relación a lo que algunos afirman sobre que el registro fósil esté (¡después de 150 años de búsqueda!) incompleto, nos remitimos a la afirmación de George ya citada al principio de este artículo sobre la gran riqueza del registro, y al hecho de que las discontinuidades, según el propio G. G. Simpson, son sistemáticas. Aún se puede citar a otro autor para otra refutación a esta superficial «explicación» de las discontinuidades en el registro fósil: Newell ha dicho:
«Muchas de las discontinuidades tienden a ser más y más enfatizadas con el aumento de las colecciones.»
En su reciente libro sobre los principios de la Paleontología, Ramp y Stanley han afirmado:
«Desafortunadamente, los orígenes de las categorías taxonómicas superiores están cubiertas de misterio; comúnmente, nuevas categorías más elevadas aparecen abruptamente en el registro fósil sin evidencia de formas de transición.» n
DuNouy ha descrito la evidencia de esta manera:
«Brevemente, cada grupo, orden, o familia, parece haber nacido repentinamente, y a duras penas, si jamás, encontraremos las formas que las unen al grupo precedente. Cuando las descubrimos, están ya diferenciadas. No solamente no encontramos prácticamente ninguna forma de transición, sino que en general es imposible conectar un grupo nuevo con uno más antiguo.»
Khun ha enfatizado:
«El hecho de la descendencia persiste. De todas formas, la descendencia traspasando los límites circunscritos tipológicamente no se puede demostrar en ninguna parte. Por tanto, podemos hablar de descendencia dentro de los tipos, pero no de descendencia de tipos.»
Tratando de los principales grupos, o Phyla, Clark ha afirmado:
«No importa lo lejos que lleguemos en el registro fósil de la vida animal previa sobre la tierra, no encontramos ni traza de cualquier forma animal que sea intermedio entre cualquiera de los principales grupos, o Phyla.» M «Más adelante de este mismo volumen dice: .Ya que no tenemos evidencia, ni la más mínima, sea entre animales vivientes o fósiles, de tales tipos de
intergradación siguiendo a los grupos principales, es una recta suposición suponer que tales tipos jamás han existido..»
Aun en las famosas series equinas que tantas veces han sido alzadas en pendón como «prueba» de la evolución dentro de los órdenes, encontramos que las formas de transición entre los tipos principales faltan. Así, DuNouy ha afirmado en referencia a los caballos:
«Pero cada uno de estos intermediarios aparece "repentinamente" y no ha sido aún posible, por falta de fósiles, reconstruir estos pasos entre estos intermediarios. Aun así, tienen que haber existido. Las formas conocidas permanecen separadas como los pilares de un puente en ruinas. Sabemos que se construyó el puente, pero solo vestigios de los apoyos estables permanecen. La continuidad que asumimos puede nunca quedar establecida por los hechos.»
Goldschmidt dice en cuanto a esto mismo:
«Aún más, dentro de las series de evolución lenta, como la famosa del caballo, las etapas decisivas son abruptas.»
Goldschmidt, en contraste con Simpspn y la mayoría de los evolucionistas, aceptó las discontinuidades en el registro fósil en su verdadero valor. Rechazó la interpretación
Neodarwiniana de la evolución (la síntesis moderna en términos actuales de micromutación y
Selección Natural) que es aceptada por casi todos los evolucionistas, por lo menos por aquellos que aceptan alguna teoría que implique algún mecanismo. Goldschmidt propuso, por su parte, que las categorías más importantes (Phyla, clases, órdenes, familias) se originaron instantáneamente por saltos bruscos o «systemic mutations» (mutaciones sistemáticas) (59-60).
Goldschmidt bautizó a su mecanismo con el nombre de «Hopeful Monster» (Monstruo
Viable). Propuso, por ejemplo, que un día un reptil puso un huevo, y que lo que salió del huevo fue ¡un ave! Según Goldschmidt, ésta es la manera en que han de ser explicadas las principales discontinuidades del registro fósil, por sucesos similares. Algo puso un huevo y ¡algo diferente nació! Los Neodarwinistas prefieren creer que el que puso el huevo es Goldschmidt, manteniendo que no hay ninguna evidencia que apoye el mecanismo «Hopeful Monster»
(Monstruo Viable). Goldschmidth arguye con la misma intensidad en que no hay ninguna evidencia para el mecanismo neodarwiniano postulado (grandes transformaciones por acumulación de micromutaciones). Los creacionistas estamos de acuerdo a la vez con
Goldschmidth y con los neodarwinistas: ¡ambos están completamente equivocados! Las publicaciones de Goldschmidt ofrecen argumentos convincentes en contra del punto de vista
neodarwinista de la evolución, desde el campo de la genética y de la paleontología.
Nadie estaba más verdaderamente entregado a la filosofía evolucionista que
Goldschmidt. Si alguien deseaba encontrar formas de transición, él más. Si alguien hubiera tenido que admitir que una forma de transición lo fuera, él hubiera sido el primero. Pero en cuanto al registro fósil, he aquí lo que Goldschmidt tuvo que decir:
«Los hechos de mayor importancia general son los siguientes. Cuando aparece un nuevo
phylum, clase u orden, entonces sigue una rápida y explosiva en términos de tiempo geológico, diversificación, con lo que prácticamente todos los órdenes y familias conocidas aparecen repentinamente y sin ninguna transición aparente.»*
Ahora preguntamos: ¿Qué mejor descripción del registro fósil se podría esperar, basados en las predicciones del modelo de la creación? Por otra parte, a no ser que se acepte el mecanismo evolutivo de Goldschmidt .el «Hopeful Monster». Esta descripción contradice la predicción más crítica del modelo de la evolución .la presencia de los intermediarios exigidos por la teoría en el registro fósil.
Kerkut, a pesar de no ser un creacionista, escribió un pequeño, pero notable, volumen para exponer la debilidad y las falacias en la evidencia generalmente utilizada para apoyar la teoría de la evolución. En la fase final de su libro Kerkut afirmó que:
«Existe la teoría de que todas las formas de vida del mundo se han desarrollado a partir de una sola fuente de vida que emergió por sí sola de lo inorgánico. Esta teoría puede ser llamada "Teoría general de la evolución", y la evidencia que la apoya no es lo suficientemente fuerte como para que la podamos considerar algo más que una hipótesis de trabajo.»
Hay mundos de diferencia, desde luego, entre una hipótesis de trabajo y un hecho científico establecido. Si las presuposiciones filosóficas le guían a uno a aceptar la evolución como su hipótesis de trabajo, la debería restringir a este uso, y no obligar a su aceptación, como hecho establecido.
Si, dejando aparte cualquier presuposición filosófica, sea materialista o teísta, se utilizan la creación y la evolución como modelos para predecir la naturaleza de la evidencia histórica que se espera ha de coincidir con uno de ellos, podemos ver que el modelo de la creación es tan creíble (y nosotros creemos que mucho más) como el modelo de la evolución. Reiteramos que ningún modelo es más religioso ni menos científico que el otro.
Nadie menos que un evolucionista convencido como Thomas H. Huxley reconoció que:
«..."Creación", en el sentido ordinario de la palabra, es perfectamente concebible. No encuentro ninguna dificultad en creer que, en algún período preexistente, el universo no estaba en existencia, y que hizo su aparición en seis días (o instantáneamente, si se prefiere), como consecuencia de la voluntad de un Ser preexistente. Tanto entonces como ahora, los argumentos a priori contra el teísmo, y dada una deidad, contra la posibilidad de actos creativos, me parecieron vacíos de un fundamento razonable.»
La mayoría en la comunidad científica y en los círculos educativos están usando la excusa de la «ciencia» para forzar la enseñanza de su punto de vista sobre la vida sobre todo el mundo. El autoritarismo de la Iglesia medieval ha sido reemplazado por el autoritarismo del
Materialismo Racionalista. Se viola el respeto mutuo, y la libre investigación queda ahogada bajo esta capa de dogmatismo. Es hora ya de cambiar.
***


Dios te bendiga en este dia...

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Yo Soy la Vid vosotros los Pámpanos
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